Relaciones Internacionales

Un acercamiento a la CHINA de Kissinger

Los ojos del mundo miran hacia oriente, China con su singularidad, filosofía y larga historia se ha convertido en un precedente de desarrollo económico. El “socialismo con características chinas” ha obrado el milagro del crecimiento en un estado devastado económica y socialmente tras el Gran Salto Adelante y la Revolución Cultural. Desde la época de Deng Xiaoping, China se ha catapultado a la vanguardia de la economía mundial y ha conseguido ser un actor central en las relaciones internacionales contemporáneas.

Estos grandes cambios tuvieron lugar en el difícil contexto de la Guerra Fría,  a través de encuentros y desencuentros entre las superpotencias de la época, la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas y los Estados Unidos de América. China ha sabido realizar la estrategia que más favorecía a su interés nacional.

Henry Kissinger narra en primera persona el largo y arduo camino que su país, Estados Unidos, y China han recorrido para llegar a un acercamiento intermitente (en el que el autor fue una pieza indispensable) que se ha ido fortalecimiento y sobre el cual hay aún muchas expectativas. El autor especifica que el estado actual de las relaciones entre ambos estados es de “coevolución” lo que implica que “los dos países persiguen sus imperativos internos, colaboran en la medida de los posible y adaptan sus relaciones para recudir al mínimo posible la posibilidad de conflicto” (P. 539).  China es una obra sobre la huella de Kissinger en la historia de las relaciones internacionales.

Henry Kissinger ejerció como secretario de Estado durante los mandatos presidenciales de Richard Nixon y Gerald Ford, jugando este papel preponderante en la política exterior de Estados Unidos entre 1969 y 1977.  Es una de las figuras más controvertidas y memorables de la historia de la política y de la diplomacia estadounidense. Premio nobel de la Paz en 1973 y destacado profesor en la Universidad de Georgetown, ha sido relacionado con el golpe de estado de Pinochet.

Con un tono de respeto y admiración hace especial hincapié en las particularidades de China. La influencia de la filosofía de Confucio y de Sun Tzu son especialmente relevantes a la hora componer la cosmovisión de la sociedad china. La dualidad psicológica entre Washington y Pekín  es uno de los aspectos más destacados del libro. Kissinger afirma que fue un país que miraba hacia sí mismo, donde los extranjeros son considerados bárbaros de los que poco o nada había que aprender y el emperador era el único que tenía la legitimidad de gobernar el “Todo bajo el cielo”.

Kissinger aporta una visión histórica de China describiéndola como  una sociedad acostumbrada a superar cualquier traba,a pagar el precio que sea necesario por mantener la unidad dentro de sus fronteras tradicionales y evitar cualquier influencia extranjera en su territorio. El diplomático alaba la tenacidad del pueblo Chino y da muchas pinceladas sobre el carácter estoico del mismo. La principal característica  de sus gobiernos fue el aislacionismo y la no intervención en los asuntos extranjeros, así, al contrario que en otras potencias no se han visto rasgos de colonización e imperialismo.

Este factor es uno de los más chocantes para Estados Unidos, que por el contrario ha querido exportar sus valores universalmente y es un maestro en el arte de la injerencia en los asuntos internos de los países. (Un intento claro de la política intervencionista de EEUU fue la crisis de las relaciones sino-estadounidenses durante las manifestaciones en Tiananmen). En esta primera parte del libro el diplomático trata de explicar las características propias de China  en comparación con la lógica occidental El autor presta especial atención a la estrategia del wei qi donde en vez de buscar la confrontación  directa ,se rodea al enemigo hasta dejarlo inmovilizado en contraposición con el ataque directo del jaque mate del ajedrez.Mediante esta comparación muestra la diferente mentalidad táctica.

La segunda parte del libro versa sobre las relaciones políticas de la República Popular y Estados Unidos durante la Guerra Fría. Kissinger hace una interesantísima descripción de los métodos de la Realpolitik. 

Mao aterrizó en la milenaria historia china tras un siglo de humillación, el siglo XIX,  donde “las potencias extranjeras controlan los principales puertos y vías comerciales terrestres. A lo largo del curso del río y del mar, estas potencias fijan las tasas de importación, y supervisan la aduana. En el interior de varias ciudades y en los alrededores, construyen bases militares destinadas a proteger su imperio. China se convierte en una tierra dorada en beneficio del imperialismo.”[1]

«El gran timonel» fue el impulsor principal de la Revolución socialista y salió victorioso de la guerra civil contra el  Kuomintang (Partido Nacionalista Chino) que, tras la derrota, se refugió en la isla de Taiwán. Este hecho sería de vital importancia en el futuro próximo pues el apoyo de EEUU al gobierno de Taipei fue un motivo de desencuentro entre los dos países.

La ideologización de la política exterior de la República Popular y la base teórica marxista abrió el camino hacia un entendimiento con Moscú, la URSS se consideraba en aquella época líder del movimiento comunista mundial (en contrariedad con el orden sinocéntrico mundial del imaginario cultural chino). Este hecho, unido a la utilización que Stalin pretendió hacer de China durante la Guerra de Corea, y el alto precio que la República Popular tuvo que pagar tras el Tratado de Amistad, Alianza y Asistencia Mutua del 14 de febrero de 1950 con la URSS: “concesiones en Manchuria y en Xinjiang; el reconomiciento de la independencia de Mongolia Exterior; la utilización por parte de la Unión Soviética del puerto de Dalian y el uso,  hasta 1952, de la base naval de Lushun. Unos años después Mao seguía quejándose a Jruschov sobre el intento de Stalin de establecer <<semicolonias>> en China a través de estas concesiones” (Pag. 135), el “revisionismo” de Jruschov al atacar a Stalin tras su muerte y su teoría de la “coexistencia pacífica”,fueron suficientes razones para que los dos gigantes comunistas pasarán a un estado poco amistoso.

Las quebradas relaciones con la Unión Soviética, permitieron a Mao cambiar su posición hacia Estados Unidos. China dejó de buscar la expansión de la revolución proletaria, tuvo lugar la desideologización de la política exterior china y su conducta hacia se EEUU se caracterizó por la búsqueda de un equilibrio que le permitiese actuar de manera autónoma.

De esta manera ambos podían plantear una maniobra coordinada para frenar las ansias imperialistas que la Unión Soviética tenía, según afirma el autor. Seguridad, flexibilidad e intereses nacionales comunes o complementarios fueron las bases de las relaciones de EEUU y la República Popular durante la Guerra Fría. En este contexto es clave la figura del presidente Nixon, el primer presidente estadounidense que consiguió acercase a Pekín tras la guerra de Corea, este encuentro fue posible gracias a la labor de Kissinger según él mismo afirma.

La guerra entre Estados Unidos y Vietnam es muy poco analizada por el autor pero sin duda marcó un inicio de las relaciones entre China y Estados Unidos que por primera vez compartían objetivos políticos, “Nixon mantuvo abiertas negociaciones de paz con los norvietnamitas, sin mucho optimismo, pero también hizo algo que ni Kennedy ni  Johnson se habían atrevido: explotó la lógica de la disputa chinosoviética y alcanzó un entendimiento con China […] Consideraba que el Pacífico sería el escenario mundial del futuro. La nueva política de China y el cambio de estrategia militar de Estado Unidos hicieron posible la paz con Hanoi[2]La conducta de China en sus relaciones con Estados Unidos se define por la meticulosa cautela, los discursos ambiguos y la ornamentación psicológica para que los objetivos de la República Popular tuviesen el éxito esperado.

La aplicación de la Revolución Cultural contra la heterodoxia revolucionaria y el Gran Salto Adelante destinado a hacer realidad las ideas maoístas de desarrollo industrial frenaron el ritmo de las relaciones sino-estadounidenses, Kissinger manifiesta que este paréntesis diplomático favoreció al entendimiento posterior entre los dos países. Hay que señalar que estas durísimas políticas trajeron consigo la muerte y la destrucción de la estructura social y económica de china. ;

Quizás fue la propia Revolución Cultural la que sentó las bases para que el Politburó del Partido Comunista Chino con Deng Xiaoping (purgado en dos ocasiones) a la cabeza, pusiese en práctica la revolución permanente de Mao. Pero  este concepto de revolución permanente se basaba en premisas diferentes: producción y el auge de la sociedad, la estimulación de las aportaciones individuales y la apertura y disposición de aprendizaje del mundo occidental.

La Revolución Cultural trajo consigo el acercamiento forzoso de las élites del poder al pueblo chino, esta práctica revolucionaria fue todo un aprendizaje que les permitió a los sucesores de Mao descifrar las claves para mantenerse en el poder aunque que fuese a costa de las ideas fundadoras de la revolución. Mao logró la transformación total de China, pero tal metamorfosis no derivó de la ortodoxia ideológica como él pretendía.

Según Kissinger el principal problema que tenía Estados Unidos a la hora de llevar a cabo su relación diplomática con la República Popular era por un lado el problema de Taiwán, considerado por China como un asunto interno, y los cambios presidenciales en la Casa Blanca que venían acompañados de  visiones diferentes en política exterior (contrariamente China tenía un estructura fija en sus mandos políticos, no sujetos a la voluntad popular de la democracia como en el caso de EEUU; no tenía el problema de lidiar con su opinión pública). Esta última afirmación es especialmente contradictoria ya que es de sobra conocido que EEUU tiene una dirección acordada,  entre los dos partidos mayoritarios, sobre este tipo de asuntos de vital importancia para la seguridad y los intereses nacionales estadounidenses. Lo único que cambian son las formas, pues EEUU como se ha visto en la crisis de Tiananmen no ha sido capaz de imponer su criterio sobre los derechos humanos a la República Popular, un estado muy difícil de presionar dada su demografía y vasta geografía y aún así las relaciones continuaron, es preciso recordar la época del anticomunista Reagan donde las relaciones fueron muy estables y prósperas. Un ejemplo de la flexibilidad China fue la posición de la República Popular en la guerra Irán-Irak, en la cual el autor afirma que EEUU apoyo a Irak, olvidándose mencionar la operación Irán-Contra que de sobra conocía.

Sin duda uno de los análisis más acertados que hace Henry Kissinger es el de situar en 1979 el año clave de la Guerra Fría, cuando Deng Xiaoping inició la campaña de modernización y liberalización de la economía y de la estructura central hacia una más descentralizada; “un país, dos sistemas”(el mejor ejemplo de esta fórmula es Hong Kong) y llevaría a China a ser un motor de la economía mundial .Kissinger da la razón al historiador Timothy Garton Ash que en un artículo publicado 2009[3] sentenciaba 1979 fue el momento decisorio de la Guerra Fría.

El interés conjunto de China y EEUU desapareció con la caída de la Unión Soviética, ya no había enemigo común, China estaba creciendo vertiginosamente y Estados Unidos con aire triunfalista se elevaba como potencia hegemónica.

Para Kissinger no hay motivos de preocupación, la República Popular se esfuerza por seguir manteniendo su “desarrollo pacífico” y el estado de “coevolución” permitirá la coexistencia de ambas potencias, curiosamente Kissinger se olvidó de citar un referente en el que  Mao ambicionaba dominar el orden internacional con su Programa de la Superpotencia de 1953[4], un hecho insólito en la historia china, pero cada vez parece más cercano.

Sin embargo los últimos acontecimientos y el progresivo acercamiento entre la República Popular y la Rusia de Vladimir Putin pueden hacer cambiar el equilibrio en contra de Estados Unidos. La crisis ucraniana, y la imposibilidad de EEUU de conseguir que China imponga sanciones a Rusia, los numerosos contactos comerciales basados en el sector energético entre Rusia y la República Popular, los acuerdos para la conversión directa de yuanes en la bolsa de Frankfurt, los mismo acuerdos con Canadá, Singapur, Taipei… unidos a la crisis financiera  en la que se encuentra  Estados Unidos y Europa hacen peligrar la hegemonía estadounidense, y a día de hoy China se perfila como la primera economía mundial.

En el futuro inmediato es probable  que tenga lugar un enfriamiento progresivo de las relaciones; EEUU no permitirá tan fácilmente que el dólar deje ser la moneda de referencia mundial, pues si el excedente monetario vuelve a Estados Unidos la subida inflaccionaria dejaría liquidada su economía. China se postula como la alternativa monetaria y el conjunto de los BRICS son un auténtico desafío para las finanzas occidentales.

LIBRO: Henry Kissinger. CHINA. Debate, 2012

[1] Franssen. P., ¿Hacia dónde va China?, ASOCIACIÓN CULTURAL JAIME LAGO, 2011 pp 21-22

[2]Johnson P., Estados Unidos: la historia, JAVIER VERGARA EDITOR S.A., 2004 pp 748- 749

[3]  Garton Ash, T., «The Year the World Really Changed. Forget the fall of the iron curtain: the events of

’79 matter more», The Newsweek Magazine, 29 de octubre, 2009.

[4] Halliday J.,  Chang J., Mao, la historia desconocida, TAURUS 2006, pp 691-692